Recuerda que esta actividad es algo que tu can necesita no solo para hacer sus necesidades, sino también para ejercitarse y poder relacionarse con su entorno, más allá de los límites de tu casa. Entonces, con mucha paciencia y con normas coherentes y concretas, seguramente podrán los dos gozar de una salida lúdica, amena y divertida.
1.- Evita la ansiedad. Muchos perros se ponen ansiosos cuando saben que se acerca el momento de salir a pasear. Por eso, ponle la correa solo cuando esté calmado. Procura que la calma siga antes de atravesar la puerta de salida. Detente si vuelve a impacientarse. Y sal tú antes que él. Debe quedar bien claro que tú guiarás el camino y no él.
2.- Organiza distintas actividades. Si la ocasión se presta, lo ideal es que alternes la caminata con momentos de juego con tu mascota. Y como el entrenamiento debe ser algo cotidiano, aprovecha la ocasión para reforzar lo aprendido o enseñarle órdenes nuevas.
3.- Déjalo ser perro. El paseo le permite a tu mascota no solo quemar energía y relajarse, sino desplegar a sus anchas sus instintos de perro:
• Marcar territorio
• Rastrear distintos olores
• Relacionarse con sus pares
Así que dale tiempo para que también desarrolle estos “momentos perrunos” durante las salidas.
4.- Dedícale suficiente tiempo a los paseos. En la medida de tus posibilidades, saca a pasear a tu mascota un mínimo de tres veces al día. Ten presente que un paseo extenso antes de que te vayas a trabajar puede ser sinónimo de un perro relajado, que no se aburrirá ni romperá las cosas de las casa cuando se quede solo.
