Lo primero que debe aclararse es que, aunque no lo creamos, es un comportamiento normal y bastante frecuente cuyo origen se encuentra en el propio ADN de este animal. Como cánido que es, en sus genes todavía se almacena su instinto cazador. Ello unido a su gran olfato hace que sientan curiosidad por acercarse, oler y sentir el hedor que desprenden algunos animales muertos, heces de perros u otros lugares de fuerte aroma.
¿Por qué lo hacen? Por instinto, es decir, para impregnarse con ese fuerte olor y ocultar así el que desprenden ellos. Es algo que hacen sus primos lejanos los lobos, para evitar que sus presas detecten su olor y se pongan en guardia, y es algo que está presente también en el instinto animal del propio perro.
¿Cómo evitarlo? Es posible que gran parte de la culpa la tengamos nosotros, los dueños, que tendemos a emplear jabones y lociones con aromas que a nosotros nos encantan pero que a los perros puede resultarles molestos y que desean eliminar revolcándose en lo primero que les llama la atención por el hedor que desprende. Por eso, para tratar de corregir este comportamiento, debemos también prestar atención a los productos que utilizamos y evitar usar artículos de aseo que desprendan aromas, porque cuando más fuerte sea ese olor, más insistencia pondrá el animal para tratar de enmascararlo.
Debemos vigilar al perro y controlar su comportamiento cuando esté en la calle para evitar que se acerque a lugares de fuerte aroma. Pero nada de regañarlos, ni mucho menos pegarles. Bastará con tirar de la correa para reconducir su camino y evitar que se acerque a aquello que nos causa repulsión.
