Básicamente, la deshidratación se produce cuando nuestro perro elimina más fluidos de los que recupera, lo que provoca un desequilibrio de líquidos pero, también, de electrolitos. Esta situación repercute en todo el organismo y si el grado de deshidratación es severo, la vida del perro podría corre peligro.
Las causas de la deshidratación en perros son múltiples, pero muy frecuentemente se asocian a enfermedades en la que los fluidos se pierden a través de vómitos y/o la diarrea. Así, siempre que nuestro perro presente este cuadro clínico debemos prestar atención a su estado de hidratación. Otras patologías como la enfermedad renal también pueden producir este desequilibrio, lo mismo que emergencias como el golpe de calor. Además, la fiebre y las enfermedades graves pueden hacer que el perro reduzca su ingesta de agua, lo que conduce a la deshidratación.
Para saber si un perro está deshidratado podemos efectuar una sencilla comprobación que consiste en coger entre nuestros dedos piel de la zona de la cruz ( justo debajo de la nuca) y tirar de ella, con cuidado, separándola del cuerpo unos centímetros. Al soltar, en un perro sano la piel recupera su forma instantáneamente. En un perro deshidratado, al contrario, la piel tarda en volver a su posición, más o menos tiempo dependiendo del grado de deshidratación. Así, este pliegue, que no es más que una muestra de la elasticidad de la piel, es uno de los signos de deshidratación en perros, aunque podremos encontrar otros como los siguientes:
• Encías secas
• Saliva espesa
• Orina oscurecida
• En casos más graves, ojos hundidos
Además, es habitual que el perro presente letargo y anorexia.
Síntomas
En los perros más jóvenes pero, también, en los que se encuentran en una situación de vulnerabilidad como pueden ser los de más edad o los que presentan alguna enfermedad, si apreciamos cualquier síntoma de deshidratación debemos acudir con urgencia a nuestro veterinario. Cuanto más pequeño sea el cachorro, más riesgo corre si sufre deshidratación, ya que puede llegar a fallecer en cuestión de horas. Esto es especialmente relevante en lactantes, pues pueden llegar a debilitarse al punto de dejar de mamar, lo que agravará el cuadro. Estos cachorros deshidratados presentarán la boca seca, lo que podemos notar si les ofrecemos para chupar un dedo, debilidad general y pérdida de tono. Además, si tomamos un pliegue de piel no recuperará su forma. Por todo ello, si un lactante presenta diarrea, causa común de deshidratación, debemos procurarle asistencia veterinaria inmediata.
Tratamiento
Si apreciamos signos de deshidratación en nuestro perro y el veterinario nos confirma que presenta este problema, lo más importante es determinar su causa y establecer un tratamiento que nos permita revertir la situación y, en consecuencia, equilibrar el organismo. Lo habitual es reponer estos fluidos de manera intravenosa, para lo que el veterinario colocará una vía, generalmente en una de las patas delanteras de nuestro perro, para administrarle fluidos y electrolitos.
En los casos leves, el suero puede prescribirse de manera subcutánea, mediante inyecciones bajo la piel o, en los más leves, y si no hay vómitos, puede darse vía oral, en ocasiones con jeringa, poco a poco, por el lateral de la boca. Cuando la administración es intravenosa, el perro va a requerir ingreso hospitalario unas 24-48 horas. En los cachorros, en los que es difícil poner una vía, puede ser necesaria la administración intraósea del suero. Es importante que sea el veterinario quien prescriba la cantidad de suero que necesita nuestro perro para recuperar su hidratación, ya que va a depender del peso y de la gravedad de la deshidratación.
